¿Quién era Stanley Donen?
Datos | Información |
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Fecha de nacimiento | 13 de abril de 1924 |
Lugar de nacimiento | Columbia, Carolina del Sur |
Fecha de fallecimiento | 21 de febrero de 2019 (94 años) |
Profesiones | Director, productor y coreógrafo |
Altura | 1,78 m |
Formación | Universidad de Carolina del Norte |
Años en activo | 1943-1999 |
País de origen | Estados Unidos |
Premios destacados | Óscar Honorífico (1998), Concha de Oro (1967) |
Biografía extensa


Stanley Donen nació el 13 de abril de 1924 en Columbia, Carolina del Sur, en una familia judía aunque él desde jóven se declaró ateo. A pesar de ello, sufrió antisemitismo en la escuela, y siempre declaró tener una infancia difícil y solitaria.
Su padre, Mordecai Moses Donen era relojero y su madre, Helen Cohen, ama de casa. Además tuvo una hermana menor, Carla Donen Davis, que nació 13 años más tarde pero eso no impidió que tuvieran una gran relación durante toda su vida.
Desde jóven Stanley se refugiaba en el cine, y allí descubrió a Fred Astaire y Ginger Rogers en Volando a río (1933), una película que le dejó marcado profundamente y la que originó su amor por el cine, esto le animó a grabar películas caseras con una cámara que le regaló su padre algo que se convirtió en su primera aproximación al arte visual.
A los 16 años, tras graduarse en el instituto, se fue a Nueva York para estudiar en la universidad la carrera de Psicología, pero la abandonó para perseguir su sueño de bailar animado por su madre. El había aprendido danza con Ned Wayburn, antiguo profesor de su ídolo Fred Astaire, pero su camino, como todo bailarín en la época, comenzó con audiciones para el teatro musical, y desde abajo.
De Broadway a Hollywood
En Broadway debutó en el coro de Pal Joey con George Abbott como director, y allí conoció a Gene Kelly, su alma gemela artística en sus inicios. Su conexión con Kelly hizo que este lo llevara a Hollywood para trabajar juntos en sus primeras coreografías en películas para la MGM (Metro Goldwyn Mayer).

Entre ellas una de las más famosas fue Levando anclas (1945), donde Kelly baila con el ratón Jerry ,sí, el dibujo animado de Tom y Jerry, y en Llévame al partido (La bella dictadora en Argentina – 1949), otro musical clásico con Kelly y Frank Sinatra.
El trabajo de Donen gustó tanto que durante los años siguientes fue uno de los coreógrafos con más trabajo de la productora, y un fijo en los musicales de los años 40.
Carrera como director
Pero Donen no se quería quedar en hacer coreografías, e idear los mejores pases de baile para los musicales: también quería dirigirlos, encuadrarlos y trasladar a la pantalla la magia que descubrió de niño.

La primera oportunidad que tuvo fue con Un día en Nueva York (1949), nada mal para empezar, codirigida con su amigo Gene Kelly crearon un clásico imperdible de la época con algunas de las escenas más míticas de los 40. Tres marineros, kelly, Sinatra y Jules Munshin, con 24 horas para comerse la Gran Manzana. ¿Qué podía salir mal? Nada.
Esta fue la primera vez que un musical se rodaba en exteriores reales, y eso complicó la grabación, ya que hubo numerosos fans que se acercaron a ver a las estrellas, pero en contrapunto ganó en realismo. Donen y Kelly demostraron que se podía salir del plató sin perder magia. La película ganó el Oscar a la mejor Banda Sonora, pero lo importante es que cambió las reglas del juego.

Después vino Boda real (1951), donde Fred Astaire baila por el techo. Literal. Donen diseñó un set giratorio para que la cámara lo siguiera sin cortes. Construyeron la habitación con sus cuatro paredes, la cámara estaba en el suelo, pero sin enfocar nunca fuera de las paredes de la habitación, y cuando querían que Fred Astaire bailaran simulando que lo hacía en el techo…giraban todo el dispositivo lentamente para dejar al actor acompañar el truco.
Stanley no sólo fue un gran director, sino que aportó genialidad e imaginación a sus creaciones. Además habría cumplido un sueño, dirigir al actor que le hizo enamorarse del cine. Royal Wedding fue la primera vez que trabajó en solitario tras las cámaras, pero volvería a codirigir, él y Kelly estaban intentando conseguir luz verde para un nuevo proyecto.
Y entonces llegó Cantando bajo la lluvia (1952). ¿Qué decir que no se haya dicho ya?. Es la biblia del musical, la película que todo cinéfilo debería ver al menos una vez en la vida. Una obra maestra de su época que ha estado desde su nacimiento en todos los libros de historia del cine.


Gene Kelly, Debbie Reynolds y Donald O’Connor bailan, cantan y se ríen del paso del cine mudo al sonoro. No ganó el Oscar, pero ganó el cielo y el corazón de millones.
En esta nueva colaboración en la dirección con kelly, ambos aportaron una ritmo dinámico y rompedor que deslumbró al público, creando la perfecta unión de espectáculo y calidad con escenas memorables que todavía hoy son reconocibles incluso por quienes no han visto la película.
La famosa escena central fue idea del dueto a la dirección, la canción Singin’ in the Rain, fue escrita para uno de los musicales «Hollywood Music Box Revue» en 1929, pero cuando ambos la descubrieron, vieron en ella la fuerza emocional que quería transmitir la película y la incorporaron. Kelly que rodó la escena enfermo y con fiebre, puso tanto rigor y destreza en ella que acabó extenuado.
A pesar del éxito que obtuvo en Cantando bajo la lluvia, los estudios confiaban cada vez menos en el género, y para uno de sus próximos grandes trabajos le costó conseguir la aceptación. Nadie pensaba que unos leñadores bailando serían creíbles, pero si encima añadimos que se dedicaban a secuestrar mujeres, todavía sonaba peor.

Hablamos de Siete novias para siete hermanos (1954), en ella, las coreografías de Michael Kidd, la música de Johnny Mercer y la dirección de Donen convirtieron un argumento cuestionable en una explosión de energía y color, creando otro clásico musical que fue el más taquillero del año.
La película ganó el Oscar a Mejor Banda Sonora y sigue siendo una clase magistral de cómo rodar acción sin disparar una sola bala. De esta joya destacaron además en el reparto Howard Keel y Jane Powell en sus papeles protagonistas.
Tras ella, dirigió tres musicales más, Profundamente en mi corazón (1954), Un extraño en el paraíso (1955), donde volvió a contar con Howard Keel y Siempre hace buen tiempo (1955) de nuevo con Kelly,
El fin de su amistad con Kelly y nuevos horizontes
Esta fue la última colaboración entre las dos estrellas. Gene Kelly inició una relación con Jeanne Coyne, primera esposa de Donen y esto acabó por dinamitar la relación sentimental con su mujer por un lado y la profesional y de amistad por otro con Kelly. El divorcio profesional fue tal que pidió salir de la MGM para no volver a coincidir con el bailarín nunca más.
Y nos detenemos en Juego de pijamas (1957), codirigida con su amigo George Abbott al que conoció al llegar a Hollywood, y con Doris Day. La película traslada con fidelidad y dinamismo la historia de amor y conflicto laboral en una fábrica de pijamas combinando sátira social, romance y espectáculo musical.
Bob Fosse oscarizado después por Cabaret (1972), fue el coreógrafo encargado del estilo visual de la película, y no fue su última colaboración, la más recordada fue en El principito, Donen le pidió que creara e interpretara el número de la serpiente, una secuencia que se volvió icónica y que incluso inspiró a Michael Jackson en su famoso “moonwalk” .
1957 fue un año prolífico, porque además dirigió Bésalas por mí, con Cary Grant, y Una cara con ángel (Una cenicienta en París en Lat. – 1957). Una película clave en su filmografía.
Donen trabajó por primera vez con Audrey Hepburn una actriz por la que dejó claro que tenía una debilidad especial. El mismo dijo:
“Hice 3 películas con Audrey, y las creé pensando en contar con ella como protagonista, si no hubiera sido posible, probablemente no hubiera hecho ninguna de ellas.”
En este musical volvió también a dirigir a Fred Astaire, y cerró el círculo de su juventud, años más tarde comentó que la escena con Fred frente al Arco de triunfo al comienzo de Bonjour Paris, fue sin duda el momento más feliz y más pleno en el que se sintió rodando. Tener al bailarín en ese entorno icónico le hizo revivir el momento en el que vio Volando a río, cuando descubrió y se maravilló con el actor.
La película, con una fotografía intimista de Richard Avedon, es probablemente el último gran musical de la edad de oro de Hollywood a pesar de que el director continuara el género con Malditos yanquis (1958) segunda colaboración con Bob Fosse.
Del musical a nuevos horizontes

Después de conquistar el musical de estudio con glamour y estilo parisino, Donen quiso explorar otro tipo de elegancia: la del diálogo, las miradas contenidas y la comedia adulta y ese mismo año llegó Indiscreta (1958), donde Cary Grant e Ingrid Bergman juegan al gato y al ratón en una comedia romántica con clase británica. Aquí Donen demuestró que no necesitaba canciones para marcar el ritmo. Solo diálogos afilados y miradas que valen más que mil palabras.
En los 60, no paró de rodar, dirigió Página en blanco con Cary Grant de nuevo, Una rubia para un gángster, musical con Yul Brynner, algo raro, y otra vez con el actor suizo, Volverás a mí. Y se debió cansar, porque se tomó un retiro por 3 años, eso sí, volvió a lo grande.
En 1963 presentó Charada, segunda película con Audrey Hepburn, y cuarta con Cary Grant, un thriller que es mitad Hitchcock, mitad screwball comedy. Misterio, glamour y una química entre actores que derrite la pantalla. Es su película más redonda fuera del musical, y una de las más queridas por el público.

En la web tenemos un extenso análisis de Charada, con todo el reparto, las curiosidades del rodaje, localizaciones, vídeos … Te invitamos a leerlo.

Y si Charada fue el cocktail perfecto de glamour y asesinato, Arabesco (1966) fue su intento de repetir la fórmula con Gregory Peck y Sophia Loren. No tuvo el mismo impacto, pero visualmente es un festín psicodélico, aquí Donen se adelantó al videoclip antes de que existiera MTV, introduciendo una estética visual innovadora.
La película volvió a mezclar géneros y retomar ese tono hitchcockiano, pero la trama era más confusa y a pesar de nominaciones a los FAFTA, la respuesta del público no fue la misma. Eso lo hizo pensar en dar un nuevo volantazo.
Y entonces, Dos en la carretera (1967). Aquí Donen se pone serio. Audrey Hepburn y Albert Finney recorren su relación a través de viajes por Europa. Es amarga, moderna y emocionalmente brutal. Nada de bailes, solo verdades. La crítica la considera su mejor película y es por la que el director recibió más halagos.

Recuerda que la gente le paraba por la calle tras estrenarla y decirle cómo le había cambiado su vida, para arreglar relaciones o destruirlas. Con ella ganó La Concha de Oro de San Sebastián, aunque no puedo ir físicamente a recogerla.

Ese mismo año, se desató con Al diablo con el diablo (Bedazzled), una comedia satánica con Peter Cook , Dudley Moore. Humor británico, sátira religiosa y un diablo con más estilo que Lucifer, el de Raquel Welch.
La película tuvo un remake en el año 2000 con Brendan Fraser y Elizabeth Hurley.
Antes de acabar la década se estrenó La escalera (1969), donde se atrevió con una historia de pareja homosexual en el Londres de los 60, con Richard Burton y Rex Harrison. Fue una película valiente, adelantada a su tiempo y, aunque no fue un éxito comercial, merece ser reivindicada.
Fracasos en los 70 y últimas películas

El principito (El pequeño príncipe – 1974) fue su regreso al musical, pero en este caso infantil. Poética, y algo irregular, la película fue un fracaso en taquilla. Pero aquí es donde Bob Fosse aparece bailando como una serpiente, solo por eso, ya vale la pena.
Y como no funcionó, se sumó a la fiebre de las galaxias. John Barry, director de producción de Star Wars, iba a tener su debut tras las cáramas en una película con Kirk Douglas, Saturno 3 (1979). Pero sus conflictos con la estrella acabaron con él fuera del proyecto.
Donen asumió entonces la dirección, a pesar de no tener experiencia previa en Ciencia Ficción ni afinidad con el género, lo que acabó en un desastre de producción, peleas en el set y una historia que no sabía si quería ser Alien o 2001. Ni el reparto con Farrah Fawcett y Harvey Keitel además de Dogulas, ni las fórmulas de mezcla de géneros que le habían funcionado en el pasado, libraron a la película de la ira de la crítica y el batacazo comercial. Un lunar negro en su filmografía.
En los 80, Donen se fue a Brasil para dirigir su última película, Lío en Río (1984), la cinta fue polémica por su trama (una relación con la hija del mejor amigo), y seguramente no fue el mejor final para un grandísimo director.

Pero en ella Michael Caine volando a Río se veía en el avión la película de Fred Astaire que tanto le había marcado de niño al director, un guiño que si cerraba el círculo a su carrera al menos con nostalgia.
Su último trabajo relevante fue como productor en Cartas de amor (1999), una historia epistolar que cerró su carrera con discreción, pero con elegancia.
Vida personal, cónyuges y fallecimiento
La vida sentimental de Stanley Donen fue casi tan coreografiada como sus películas, aunque con más giros de guión que una obra de Broadway. Se casó cinco veces, tuvo tres hijos y, como buen romántico de la vieja escuela, nunca dejó de buscar el compás perfecto entre amor y arte.
Su primer matrimonio fue con Jeanne Coyne, bailarina, coreógrafa y colaboradora habitual de Gene Kelly. Se casaron en 1948, cuando Donen apenas empezaba a hacerse un nombre en Hollywood. Pero el amor no resistió como ya habíamos comentado, la sombra de Kelly, con quien Coyne acabaría casándose años después, fue muy alargada. Se divorciaron en 1951.

Ese mismo año, Donen fue acompañante de Elizabeth Taylor en la 23ª ceremonia de los Premios de la Academia, lo que alimentó rumores sobre una breve relación entre ambos. Al año siguiente, trabajaron juntos en la comedia romántica Nunca el amor fue tan bello ( Love Is Better Than Ever – 1952), dirigida por el propio Donen y protagonizada por una joven Taylor en ascenso. Aunque su relación no prosperó lo que dio vía libre a su próximo matrimonio.
En 1952, Donen sí que llegó a buen puerto y se casó con la actriz Marion Marshall. Fue su relación más estable y también la más fértil: tuvieron dos hijos, Peter Donen (1953) y Joshua Donen (1955). Peter se dedicaría a los efectos visuales y Joshua a la producción cinematográfica, siguiendo la estela paterna. El matrimonio duró hasta 1959.
Su tercer acto amoroso fue con Adelle Beatty, condesa y socialité. Se casaron en 1960 y tuvieron un hijo, Mark Donen, en 1962. Pero el cuento de hadas se deshizo en 1971. A esas alturas, Donen ya sabía que el amor, como el cine, a veces necesita varias tomas hasta encontrar la definitva.

En 1972, se casó con la actriz Yvette Mimieux, musa de los 60. Estuvieron juntos hasta 1985. Fue una relación discreta, sin hijos, alejada de los estándares de Hollywood, aunque ambos eran habituales de la alfombra roja.
Su quinto y último matrimonio fue con Pamela Braden, 36 años menor que él. Se casaron en 1990 y se separaron en 1994. Un amor fugaz, pero intenso, como una escena bien montada.
Y cuando parecía que el telón sentimental había caído, llegó Elaine May, guionista, directora y cómica brillante. No se casaron, pero compartieron vida desde 1999 hasta la muerte del director. Juntos fueron una pareja de mentes afiladas, humor ácido y amor maduro. El epílogo perfecto.

Fuera del plató, Donen era un melómano empedernido. Amaba el jazz con la misma pasión con la que filmaba a Fred Astaire. Aunque no era músico profesional, solía improvisar al piano en reuniones privadas. Nunca tocó en público, pero quienes lo escucharon decían que tenía swing en los dedos.
Murió el 21 de febrero de 2019, en Manhattan, Nueva York, a los 94 años, por una insuficiencia cardíaca. Sin escándalos, sin drama. Se fue como vivió: con elegancia, dejando tras de sí una estela de música, color y planos inolvidables.
Filmografía y películas dirigidas por Stanley Donen
Título en Español | Título original | Año |
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Un día en Nueva York | On the Town | 1949 |
Rendirse al amor | Love is Better Than Ever | 1951 |
Bodas reales | Royal Wedding | 1951 |
Cantando bajo la lluvia | Singin’ in the Rain | 1952 |
Nunca el amor fue tan bello | Love Is Better Than Ever | 1952 |
Tres chicas con suerte | Give a Girl a Break | 1953 |
Siete novias para siete hermanos | Seven Brides for Seven Brothers | 1954 |
Profundamente en mi corazón | Deep in My Heart | 1954 |
Siempre hace buen tiempo (Siempre hay un día feliz) | It’s Always Fair Weather | 1955 |
Un extraño en el paraíso | Kismet | 1955 |
Una cara con ángel | Funny Face | 1957 |
Malditos yanquis | Damn Yankees! | 1958 |
Indiscreta | Indiscreet | 1958 |
Página en blanco | The Grass is Greener | 1960 |
Una rubia para un gángster | Surprise Package | 1960 |
Volverás a mí | Once More, With Feeling! | 1960 |
Charada | Charade | 1963 |
Arabesco | Arabesque | 1966 |
Dos en la carretera | Two for the Road | 1967 |
Bedazzled | Bedazzled | 1967 |
La escalera | Staircase | 1969 |
El principito | The Little Prince | 1974 |
Saturno 3 | Saturn 3 | 1979 |
Lío en Río | Blame It on Rio | 1984 |
Cartas de amor (productor) | Love Letters | 1999 |
Premios destacados
Organismo y Año | Categoría | Motivo y Resultado |
---|---|---|
National Board of Review (1952) | Excelencia en dirección | Reconocimiento por Singin’ in the Rain |
Festival de San Sebastián – Concha de Oro (1967) | Mejor película | Ganadora por Dos en la carretera |
Directors Guild of America (1981) | Premio a la trayectoria | Reconocimiento a su carrera como director |
Berlinale Camera – Festival de Berlín (1995) | Reconocimiento a su carrera | Homenaje por su legado cinematográfico |
Oscar Honorífico (1998) | Honorífico | Por su trayectoria y contribución al cine musical |
BAFTA (2004) | Honorífico | Contribución destacada al cine internacional |
American Film Institute (2006) | Reconocimiento a Singin’ in the Rain | Incluida en el puesto #1 de los mejores musicales de todos los tiempos |
Curiosidades
- Amante del montaje en cámara: Donen prefería rodar secuencias complejas coreografiadas con la cámara en movimiento, sin recurrir al montaje posterior, lo cual exigía una planificación quirúrgica. Esta precisión lo convirtió en un pionero del «plano coreografiado».
- Fascinado por el psicoanálisis: Aunque dejó la psicología para dedicarse al cine, Donen mantuvo un interés profundo por el psicoanálisis. Algunas de sus películas, como Dos en la carretera, muestran una complejidad emocional que refleja ese bagaje.
- Debió dirigir ‘My Fair Lady’ y ‘West Side Story’… pero no lo hizo: Estuvo entre los candidatos serios para dirigir ambas, pero el estudio y el productor acabaron apostando por otros nombres. Él mismo decía en entrevistas que esas espinitas se le quedaron clavadas.
- Relación con Audrey Hepburn: Tenían una relación muy cercana, casi platónica. Audrey lo llamaba «Stan the Man», y él confesó que nunca estuvo tan cómodo dirigiendo a nadie más. Rodaron juntos tres películas, y siempre hablaba de ella como su musa.
- Fue uno de los primeros en integrar moda y cine con intención narrativa: En Funny Face, Donen no solo usó la moda como decoración, sino como herramienta narrativa que reflejaba el viaje interior del personaje de Hepburn.
- Vivió una segunda juventud en Europa: Tras el declive del musical clásico en EE.UU., Donen pasó largas temporadas en Londres y París, donde se dedicó a producir y colaborar en proyectos menores, a menudo bajo pseudónimo o sin firmar.
- Tenía un archivo privado con más de 400 horas de filmaciones caseras: Incluía ensayos con actores, pruebas de vestuario y coreografías descartadas. Gran parte de ese material se conserva hoy en la Universidad de Columbia.
Discurso de entrega de los Óscar
Su discurso al recibir el Oscar honorífico, pensamos que merecía la pena tenerlo, aquí redactado y transcrito, porque lo consideramos uno de las más emotivos y conmovedores de la historia. Después de cantar la legendaria «Cheek to Cheek» y dejarla de fondo nos dio la clave de su trabajo:
“Voy a deciros cuál es secreto para ser un buen director, para el guión consigues a Larry Gelbart o Peter Stone o Huyck y Katz ( por Willard Huyck y Gloria Katz) o Frederic Raphael y si es un musical para las canciones consigues a George e Ira Gershwin o Arthur Freed y Herb Brown o Leonard Berstein o Comdem and Green (Betty Comden y Adolph Green) o Alan Lerner y Fritz Low o algo así, y luego para el Cast eliges a Cary Grant o Audrey Hepburn, Fred Astaire o Gene Kelly, Sophia Loren, Richard Burton, Rex Harrison, Greg Peck, Elizabeth Taylor, Burt Reynolds, Gene Hackman o Frank Sinatra, y así cuando empieza el rodaje las estrellas aparecen y te mantienes fuera del camino, pero tienes que aparecer, tienes que aparecer de alguna forma, de lo contrario no puedes llevarte el crédito y conseguir a uno de estos muchachos (mostrando la estatuilla). ¡Muchas gracias!”
Enlaces de interés
- Documental biográfico sobre su carrera – Ver en YouTube
- Programa “Sucedió una noche” Cadena SER sobre Stanley Donen: Ver en YouTube
Por qué recordaremos a Stanley. Su legado

Stanley Donen no fue solo un director. Fue un coreógrafo de emociones, un arquitecto del ritmo, un tipo que entendía que el cine no solo se ve: se siente, se mueve, se baila.
Transformó el musical en un perfecto matrimonio para el cine. Lo sacó del escenario y lo llevó a la calle, al metro, a París, al espacio si hacía falta. Su cámara no era un testigo: era una pareja de baile. Y eso cambió todo.
Trabajó con los más grandes: Gene Kelly, Fred Astaire, Audrey Hepburn, Cary Grant, Debbie Reynolds, Sophia Loren, Michael Caine… y todos, bueno… casi todos, brillaron bajo su dirección. Porque Donen sabía cuándo moverse al lado y cuándo dejar que el talento hablara, ya lo dijo en su discurso de los Osacars.
Aunque murió en 2019, y dejara de hacer cine muy pronto, el que hizo sigue vivo. Porque mientras haya alguien que se emocione con Singin’ in the Rain, que se ría con Charada o que se enamore con Una cara con Ángel, Stanley Donen seguirá bailando con nosotros.
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